Existe consenso que
el principal problema del Perú, y de muchos países en el mundo, es el de la
exclusión social y económica la cual se expresa de muchas maneras, que van
desde la pobreza extrema, la falta de atención por parte del Estado, la mala
calidad de los servicios básicos, hasta la informalidad, las protestas
callejeras, el bloqueo de carreteras, los linchamientos y el voto antisistema.
Una parte muy importante de la sociedad peruana (y latinoamericana) se
encuentra excluida del Estado, de la modernidad y los beneficios del
crecimiento económico; sometida además a distintos niveles de abandono y
discriminación.
Frente a esta
problemática, nuestros gobernantes siguen pensando que con estabilidad y
crecimiento económico se resolverá este problema. En este sentido, impulsan
programas de alivio a la pobreza a los que se destinan muchos recursos, propios
y de los organismos internacionales; sin embargo, las estadísticas demuestran
que la disminución de la pobreza no es significativa, y más bien las
diferencias se acentúan cada vez más.
Debemos aprender de
lo que ha funcionado en otros países como China y la India, en los cuales el
crecimiento económico se generó desde abajo, con empleo productivo, la variable
económico-social por excelencia. También debemos aprender que la educación de
calidad es otra de las claves que está funcionando; es decir, conjuntamente con
las políticas económicas debemos implementar políticas sociales, con fuertes
implicancias económicas, es decir “no regalar pescado al hambriento sino
enseñarle a pescar”. Existe consenso en que debemos movernos en la dirección de
generar empleo masivamente (no hay mejor integrador que un buen trabajo) y de
mejorar radicalmente la educación (el mejor factor de movilidad económica y
social), sobre todo para los más pobres.
En nuestro país
tenemos una tercera poderosa herramienta de inclusión: las micro, pequeñas y
medianas empresas (Mipymes). Ellas representan más del 95% de las unidades
económicas, contribuyen con el 42% del PBI, representan más del 75% del empleo
privado, dinamizan la cadena productiva y permiten dar rienda suelta a la
creatividad que no ha encontrado límites en nuestro medio. Si bien este sector
ha dado muestras de ascenso económico y social impresionantes, todavía la
mayoría de este sector se mantiene con baja productividad e ingresos. Al
respecto, existen varios estudios que, entre otros, señalan a los siguientes
factores limitantes de la productividad y competitividad de estas empresas:
- Falta de un sistema tributario estable y simplificado que permita superar problemas de formalidad de esta empresas y que motiven el crecimiento sostenido de las mismas.
- Desigual acceso al crédito y recursos externos y a costos elevados en comparación a la mediana y gran empresa.
- Acceso limitado por el alto costo a los Servicios de Asesoría y Consultoría por parte de entidades privadas.
- Empleo de recurso humano de baja calidad con alta presencia femenina en comparación a la gran empresa.
- Libre entrada de empresas al sector por el bajo nivel de preparación y de inversión inicial que requieren este tipo de empresas.
- Uso de bajos niveles de capital y tecnología no muy avanzada pero intensiva en trabajo.
Estas y otras
limitantes ocasionan que muchas Mipymes, con excelentes ideas y modelos de
negocio, quiebren en el corto plazo. Quizá la alta mortandad de estas empresas
se explique por dichos limitantes, pero también porque los empresarios de este
sector no están debidamente capacitados para gestionar sus empresas en un mundo
altamente competitivo.
En este blog presento una
propuesta para brindar a los emprendedores asesoramiento y consultoría enfocados primero en
la creación de Mipymes innovadoras y luego acompañar al empresario durante todo el proceso
de sus negocios, y facilitarle las herramientas necesarias para resolver
exitosa y eficientemente la gestión de sus proyectos de negocios..

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